La celebración del quinceañero tiene una tradición que se ha desarrollado prácticamente sobre la doctrina del Catolicismo, y es muy usual la realización de una misa de agradecimiento previa a los festejos y ceremonias.
En muchos casos, la misa se realiza durante la mañana del mismo día de la Fiesta de 15, adonde por lo general acuden los familiares y las personas más allegadas a la quinceañera, aunque hay otros casos en los que la liturgia se lleva a cabo inmediatamente antes de la fiesta.
Pero sea uno u otro el caso, el hecho es que básicamente la celebración en la Iglesia constituye un agradecimiento a Dios por la dicha que se vive en esos momentos tan importantes para la quinceañera y para toda su familia, y de alguna manera también es una consagración a los principios y valores más fundamentales de su religión.
Y aún cuando esta celebración no constituye un sacramento como el Bautismo o la Primera Comunión, esta misa es trascendental para muchas chicas porque se constituye en una reafirmación más formal de su nueva vida como mujer.
Es la presentación al mundo y a su fe de una nueva etapa de su vida, la misma que ella deberá llevar con orgullo y en la que darán fruto todas las enseñanzas y sabidurías impartidas por sus padres.
La misa va a permitir a la quinceañera reafirmar sus votos a su religión así como su compromiso para con su Iglesia y con su familia, pero también le va a dar la oportunidad de agradecer por las bendiciones dadas hasta ese momento.
Es un momento de unión con todos sus seres queridos en el cual queda expreso el cariño y la solidez de su familia respecto a la nueva etapa que le toca vivir, pero también su compromiso con la vida y con ella misma por tratar de ser cada día una mejor persona y una mejor mujer.
Imagen: Padre Jesús Camacho Blogspot
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