Celebrar nuestra fiesta de quince años no es cosa sencilla. Si bien resulta muy emocionante la espera -tanto que no vemos las horas para que llegue ese día-, también supone una ardua tarea de organización, incluyendo la de ser anfitrionas de la velada.
Como todos los ojos estarán puestos en nosotras, debemos ser muy cuidadosas al momento de preparar nuestro look y dirigirnos a los demás. Esto no quiere decir que actuemos como maniquís de aparador o nos aprendamos al pie de la letra lo que diremos, sino que tomemos unas precauciones básicas para que tan especial ocasión no se mezcle con embarazosos recuerdos.
Ya que no estamos acostumbradas a lucir un vestido tan imponente (como el que merece toda quinceañera), debemos tomar unas clases de la manera en que debemos caminar. No vaya a ser que entre el largo de la cola y la altura de los tacos nuestro ingreso triunfal se convierta en una magistral caída.
Siguiendo con cuestiones del look quinceañero, no nos dejemos llevar por el afán de vernos como unas Barbies con cintura de avispa y apretar el corsé más de la cuenta, ya que aparte de se puede romper la tela al más mínimo movimiento, nos puede ocasionar serios problemas de asfixia.
Por otro lado, como buenas anfitrionas debemos tratar, en la medida de lo posible, de que los inconvenientes de último minuto no afecten la manera en que tratamos a los invitados. Una sonrisa y unas palabras de agradecimiento -incluso a quienes fueron invitados por obligación- son una de los mejores impresiones que se pueden llevar de la fiesta.
Imagen: Vestidos De
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