El momento y lugar en el que celebremos nuestra fiesta de 15 la revisten de una atmósfera especial. Si es de noche, reinan la expectativa por ver a la quinceañera y un aire de romance propicio para el surgimiento de nuevas parejas. Y si es de día, la emoción de la espera se combina con una dosis mayor de alegría, gracias a la luz natural del Astro Rey.
Aparte de ese ambiente especial, hacer un quinceañero durante el día tiene otras ventajas, como el tiempo de la velada, que puede durar mayor cantidad de horas que si la celebráramos en la noche. Dependiendo del presupuesto y las energías de los invitados, puede durar hasta la madrugada o incluso la mañana siguiente.
Para las cumpleañeras más coquetas, ello significa utilizar más cambios de ropa o adaptar sus vestidos al momento del día, tomando en consideración que las “fiestas diurnas o mañaneras” suelen llevarse a cabo en espacios abiertos, como el jardín de casa o un club.
Por lo general, estos quince inician a partir del mediodía. Si la familia de la agasajada es de tradición católica -como es costumbre en México-, se destinará un área especial para la misa de acción de gracias y luego se ubicará a los invitados en sus respectivas mesas, que deben incluir toldos o sombrillas para protegerlos del calor y el frío.
Si es que el club elegido queda un poco lejos, se puede contratar una movilidad para trasladar a quienes no dispongan de vehículo propio. Y también destinar una habitación o recinto para guardar sus abrigos, ya que la mayoría se quedará hasta entrada la noche.
Por otro lado, la decoración tiene que emplear elementos naturales o que remitan a la naturaleza -como flores u ornamentos con motivos de mariposas, etc.- y colores pasteles, en concordancia al de nuestro ajuar.
Imagen: Park Hotel Italia
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