Además de esperarla con gran entusiasmo, nuestra fiesta de Quince implica tomar importantes decisiones en cuanto a su organización. El arreglo del salón, el diseño de las invitaciones y la elección del ajuar toman su tiempo. Pero tal vez lo que se nos haga más difícil es pedirle a un chico que sea nuestro chambelán.
Con el compromiso y el miedo al rechazo, muchas preferimos encomendar la tarea a nuestra familia o pedírselo directamente a un primo o amigo de confianza. Sin embargo, siempre nos queda el “bichito” de qué podría pasar si nuestro acompañante fuera el chico por quien suspiramos.
Muchas pensarán que se puede ver “lanzado” que nosotras tomemos la iniciativa para conseguir pareja (y no solo chambelanes de quinceañero). Pero como quien no arriesga no gana, hay que armarnos de valor, aunque tomando algunas precauciones para evitar sufrimientos innecesarios.
Si el susodicho estudia con nosotras o vive en el vecindario, podemos decirle a alguna amiga que “tantee” su interés hacia nosotras (si es posible, que lo corrobore con otra amiga para ver si ambas coinciden). Y si vemos que él toma un gesto de iniciativa, se hará más sencillo darle la invitación y preguntarle si quiere ser nuestro chambelán.
En caso no pertenezca a nuestro círculo de amigos, hay que empezar intercambiando miradas. Y si responde a las sonrisas, podremos entablar una conversación inicial hasta ir adquiriendo confianza para el momento de la pregunta.
Sea cual sea la respuesta, siempre ganaremos en valentía y eso nos llenará de seguridad para las siguientes ocasiones en que queramos salir con alguien. Ahora que si ese chico acepta ser nuestro chambelán, hay que ir con calma y no hacernos muchas ilusiones sobre el futuro. Solo dedicarnos a disfrutar la experiencia de un Quince soñado. El tiempo dirá el resto.
Imagen: Coreografos.com
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