Más modelos para el pastel de tu fiesta de quince

Los dulces sí que son una delicia. Y en el caso de los pasteles de Quince, además de ser un deleite comerlos, sobre todo me encanta observar sus formas y aplicaciones, que destacan por una elegancia muy particular.

Sin embargo, a veces encuentro muy repetitivos los diseños, que tienen el típico círculo de flores blancas alrededor.

Con ello no quiero decir que tengan que salir fuegos artificiales del relleno o que tengan una forma indeterminada (porque si algo nos gusta es su delicadeza). Pero sí que en los pequeños detalles reflejen la creatividad y distinción de la dueña del santo.

Este modelo bien podría llamarse “El Dulce Cofre de Quince” porque con la distribución de las cintas hechas de la misma cubierta del pastel y las rosas que asemejan una enredadera, parece una caja que tiene un especial secreto en su interior:

Hablando de cintas y flores, nunca vi un modelo más colorido que este. Imagínense cuánta precisión hay que tener para colocar una a una esa cantidad de aplicaciones y que luzcan tan armónicas y provocativas, a propósito en una altura mayor a la normal:

La altura también puede lograrse con una torta de varios pisos, separados por el tamaño del molde y la ubicación de las flores, esta vez de un tipo más silvestre y un color más encendido para contrastar con el vestido de la quinceañera:

Como se habrán dado cuenta, las flores son el elemento imprescindible de los pasteles de Quince. Pero si quieren que tengan un toque realmente original, coloquen arreglos naturales en la parte central. Por ejemplo, sobre un bizcochuelo con una cubierta blanca en forma de un mantel. ¡El centro de mesa más elegante y comestible!